No sé de qué hablar, y no quiero seguir hablando de Piruleto, que es lo que me apetece porque corro el riesgo de que la próxima vez que me veáis me peguéis un par de bofetadas mientras exclamáis "Espabila, boba!", así que he decidido que voy a inaugurar una serie de post calcando (lo mejor que pueda) el estilo de los blogs que más leo y que más me gustan.
Espero que la gente entienda esto como un homenaje gracioso, que es lo que pretendo, y al que no le guste, lo siento: Mi blog es mío y me lo follo cuando quiero.
Para empezar, hoy voy a ser Tom, o Eric, en
A tí, ¿Qué te gusta?De pura cepa:Frase de la semana: No por mucho madrugar, abrirá la sauna antes.
Siempre he dicho que soy un gay de pura cepa.
"¿Por qué? ", os preguntaréis. ¿Por un largo linaje de bujarras en tu familia? No, que yo sepa. ¿Porque naciste con un disco de Gloria Gaynor debajo del brazo y tu ropa del bautizo era de Baby Dior? Pues no, tampoco.
El caso es que nunca, y repito, nunca, me he liado con una tía. Y por liarme me refiero a cualquier tipo de contacto eroticofestivo con una mujer que vaya más allá de una casta amistad.
Y no se por qué, pero el caso es que las vaginas me dan muchísimo repelús. Nunca he tocado ninguna, por supuesto, pero es que las tetas también me dan cosa. Puedo verlas, pero nunca tocaría una de
motu pro prio.
Y la verdad, la inmensa mayoría de los
gayers que conozco han tenido sus más y sus menos en eso de la heterosexualidad. De hecho ahora mismo no se me ocurre ninguno que me haya confesado: Yo tampoco he conocido mujer.
Pero claro, de todo hay en esta vida, y no todos los tíos llegan al gayerismo por las mismas vías, hay varios tipos. A saber:
El que se ha enamorado de su mejor amiga: Este tipo tiene una amiga, muy amiga. Tanto que ni siquiera se ha parado a pensar que el hecho de no fijarse en ninguna otra no provenga de que a lo mejor es que les sobra un cromosoma X. Poco a poco se van dando cuenta de que "Más Ramón y menos María". Aún así se lían con la susodicha una vez o dos, y el chico lo pasa tan mal que decide confesarle a su mejor amiga que andan por aceras diferentes. Ella queda encantada (los gays a las mujeres les dan un morbo teórico, pero a la hora de la verdad... pues oye, pues no) y siguen siendo los mejores amigos.
El "A falta de pan...": Este especimen se lía con mujeres, principalmente. Pero llegadas ciertas horas de la noche y ciertos locales (más ciertas copas), siguen fielmente la máxima de que "Cualquier agujero es trinchera". Poco a poco las horas se van ampliando, y los locales también, y llega un día en que se pone a pensar y no recuerda la última vez que se acostó con una mujer. Fin de la heterosexualidad.
El filósofo: Este tiene la teoría de que "El amor no tiene sexo". Y cree (juasjuasjuas) que tu media naranja puede encarnarse indistintamente en hombre o mujer. Aquí tengo un caso muy cercano, que lo explica a la perfección: Chico gay, chica lesbiana. Les encanta hablar, se lo pasan muy bien juntos, tienen gustos en común, y como el amor no tiene sexo, pues se lían. Y follan. Pero al poco tiempo se dan cuenta de que eso del amor teórico está muy bien, pero que él no se vuelve a comer un coño ni aunque le estén apuntando con una pistola, y que ella no vuelve a estar a menos de un metro de una polla erecta ni jarta de vino. Acaban de nacer 2 militantes de colectivos GLTB.
El "Punto de inflexión". Este chico, hetero de toda la vida, se levanta un día, y es gay. Ayer no lo era, hoy sí. ¿Por qué? Nunca lo sabremos. Es de los típicos tíos de los que te dicen "Pues ahora Fulano es gay" Y no te lo crees hasta que no le ves amorrado a un maromo. Y aún así, te queda un ligera duda.
El
"Colega del gimnasio". Este tío no puede ser más macarra. Ni llevar un pendientaco de oro más gordo. Ni escuchar
house a más volumen haciendo botellón con un coche, sus amigos, y su piba. Sin embargo, la cabra tira al monte, y antes o después acaba abriéndose un perfil con fotos sin cara, pidiendo discreción y echándose un colega de gimnasio. Su piba, encantada, acaba liando al colega de su novio con alguna amiga suya, de nombre muy choni, falda muy corta y escrúpulos muy escondidos. Pobres las dos...
El que siempre lo ha sabido: Este chico lo tiene clarinete desde primero de EGB. Sin embargo, y por convenciones sociales, acaba teniendo una vida heterosexual más o menos prolífica. La transición hacia el mariquismo suele ser muy suave, y tras unos pocos escarceos con tíos, generalmente acaba saliendo del armario en casa, y se dedica a lo suyo.
Así que recordad, amigos gayers incipientes: "Sin tetas, SÍ hay paraíso"
Y tú, ¿De quién eres?