Animales de costumbres

Somos animales de costumbres, es algo que no se puede negar.

Para todo.

Sin ir más lejos, hoy, que estoy ya de vacaciones, me he despertado como un reloj a las seis cuarente, que es la hora a la que suena el despertador todos los días. Me he podido dormir otra vez hasta las nueve, pero jo, estando de vacaciones, qué menos que levantarte a las doce o algo. Habrá tenido algo que ver que ayer a las once estaba en la cama, como buen animal de costumbres.

Esta noche es la fiesta de navidad de mi empresa. A ver qué tal este año. Con el tema de la reciente fusión, la verdad es que están tirando la casa por la ventana en muchos aspectos y todos esperamos que es este sea otro de ellos. Ya que tenemos hasta dresscode, podían corresponder.

Tenemos dresscode, sí señor. Yo cuando lo leí lo primero que se me vinieron a la mente fueron esas fiestas cerdetas a las que van señores de más de treinta años, con más de un treinta por ciento de superficie capilar con entradas, lo que solucionan rapándose al cero. Esto, unido al dresscode, hace que, por detrás, todos parezcan igual.

Nunca me he considerado de ningún grupo mariquil en especial. En estilos y aspectos, me gusta jugar además, y varío bastante, dentro de un orden. Sí es verdad que los vaqueros, track jackets y zapatillas son mi atuendo habitual. Pero cambiando estilos. Moderno de mierda, Poligonero de Getafe, marica de provincias...

Esta noche sin embargo optaré por algo más heteril: Americana negra y camiseta de U roja. Con unas Vans Checkers negras y rojas. Porque el dresscode son los colores corporativos: Negro y Rojo.

Y mañana no trabajo. Así que rezad por mí. Porque barra libre, vacaciones y dresscode... el resultado puede ser explosivo.