Pues eso, hoy toca hablar del concierto, y no de mi pierna chunga.
El lunes, después de hacer un examen y entregar el proyecto a toda prisa, me dirigí a ese recinto de caspa, corbatas y mujeres de reputación
alegre que es la Joy Eslava de Madrid, que en esta ocasión había sido tomada por barbas, gafas de pasta, bandoleras, y en general, mucha pluma...
Allí había quedado con Tony Tornado, Shokaku y Proudstar. Al llegar nos reunimos además con ACE76 (nota: se pronuncia ace, y no
eis, como yo pensaba...), Deca, Sual, Oso sin Madroño...
Lo primero negativo: la cola. Eran las 19:50 y la cola avanzaba por todo el pasadizo de San Ginés, adquiriendo dimensiones alucinantes. Comentaba yo en voz alta con Proud que qué había sido de los tiempos en los que La Casa Azul era minoritaria, y las gafapastitas de alrededor se reían cómplices.
Entramos, dejamos las cosas en el ropero (otra cola, menos mal que a mitad abrieron el ropero inferior (inferior de que estaba abajo, no que nosotros fuéramos inferiores, que ibamos todas de G-Stares, Energies, Lacostes y demás ropa encarecida artificialmente por nuestro ansia consumista mariquil) y nos acercamos a la pista.
La pista ya había sido tomada por fanes y fanes, y tras sopesarlo muy detenidamente elegimos la segunda mejor opción de
places to be en un concierto: Bien cerquita de la barra. Si no te puede salpicar el sudor del cantante, al menos que te salpique el alcohol cayendo en las copas. Así nos fue: No habían sonado los primeros acordes y ya estábamos terminandonos la primera.
Justo antes de empezar vinieron Curro, Shhhhhh! y Estrella, y estuvimos hablando un ratín.
Y empezó. Y bueno, para qué os lo voy a contar, si ya se ha posteado mil veces: El sonido, lejos de ser efervescente, era terrible, se cortaban los micros cada dos por tres, Guille estaba bastante afónico... Pero nos dedicamos a hacer lo que mejor se nos da: Desbarrar, cantar a grito pelado, tomar copas sin parar y comentar mil cosas a la vez. Y esto le sentó mal a una chiquilla que pululaba por allí, con su corte de pelo ochentero y su tinte albino
donatelesco, que no paraba de exigirnos respetos, silencios, y ssssque no oímos nada, por favorrrrrr-es por doquier. En algún momento la llamaron Pepa. No se si es su nombre real o un apelativo cariñoso por aquella canción de
"No me des tormento, Pepa, no me hagas sufrir, Pepa", el caso es que al final el buen rollito triunfó y acabó bailando con nosotros más contenta que unas castañuelas.
Mención especial merece la panda de Deca: C e I, G y Reno/Raboman, majísimos todos.
Cinco copas y muchas canciones fenomales después terminó el concierto, y fuimos saliendo ordenadamente. Miento, yo salí a las bravas porque me estaba haciendo un pis impresionante y tuve que mear en el pasadizo de San Ginés, delante de toda la modernez madrileña. Qué le vamos a hacer.
Como era pronto y estábamos contentos y alcoholizados cual adolescentes, pusimos rumbo al Why Not. Qué seria de las noches de marcha improvisadas de domingo a miércoles sin el Why Not? Es muy tranquilizador saber que siempre tienes un garito abierto, y con gente donde tomarte las copas que te parezca oportuno. Así que allí nos plantamos, a seguir bebiendo copas de Barceló con limón, y a disfrutar de esa atmósfera de sensaciones Ron que inundó toda la noche.
Al día siguiente tuvo lugar esta curiosa anécdota: Yo me había acostado a eso de las ¿seis? y a las ocho de la mañana sonó el teléfono:
- "Le llamo de parte de la Doctora Tocapelotas Ahorastempranas, era para saber si podía pasarse usted a recoger los resultados de la resonancia a las once de la mañana.
Y yo:
- "Hoy??? Pero si es domingo!!!"
- "Errrrrhhh.... No, no, hoy es martes..."
- "Ah, vale. Pues mira, no. Me va a ser imposible ir hasta la hora a la que me habíais citado originalmente"
- "De acuerdo, Señor Superstar, y lo siento por haber llamado a estas horas. Buenos días"
No se si el fulano detectó mi voz de borracho perdido, o si simplemente lo atribuyó a que, como cierto fue, me había despertado. Última vez que doy el teléfono fijo para estas cosas.
Y resumiendo: Que me lo pasé genial, que cuanto más conozco a la blogosfera, más admiro a mi perro (Es broma, somos todos ideales) y que a ver cuándo nos volvemos a juntar.
Más veces. Más conciertos. Más gente. Más Pepa.